Presentación

Cümen está conformado por un equipo de salud que integran profesionales de diferentes áreas. Fundamentalmente psicólogos, psicopedagogos, terapista ocupacional, obstétrica maestra especial y fonoaudióloga.
Este equipo realiza un abordaje integral de la persona y la familia con el objetivo de promover y favorecer la salud.

sábado, 2 de junio de 2012


Neuropsicología Hoy
Autismo:  Desde el Psicoanálisis hacia otras teorías.
Autor: Lic. Marcela Menassé  Psicoanalista de San Carlos de Bariloche

Desde  el  comienzo  de  mi  práctica  clínica,  me  interesé  por  los  que  entonces solía llamar, indistintamente creo hoy, niños psicóticos. Recuerdo, por  ejemplo, a uno de mis primeros pacientes  hace ya más de 20 años,  dibujando  en  un  pizarrón  con  sus  4  añitos  el  sistema  solar  completo:  Júpiter  con  sus  lunas,  Saturno  con  sus  anillos,  otras  galaxias,  y    meses  más  tarde  el  mundo  submarino,  las  diferentes  clases  de  ballenas,  los  calamares,  etc.  Lo  recuerdo  jugando horas con el agua.  Luego  conocí  a    otros  niños,  distintos  cada  uno  del  otro,  pero  también  parecidos. No a muchos otros, no hay tantos niños dentro de lo que hoy suele llamarse “el espectro autista”.

Como  mi  formación  era  predominantemente  psicoanalítica,  cuando  intenté teorizar sobre mi práctica, ­porque ésa fue la intención: conocer el tema  y poder fundamentar de alguna manera lo que con estos niños me encontraba  haciendo  desde  hacía  tiempo­,    primero  tomé  algunos  textos  de  orientación  lacaniana:  Eric  Laurent,  Los Lefort,  Colette  Soller,  y  sólo luego  empecé  por  el  principio:  Melanie  Klein,  Bettelheim,  Tustin,  Mahler,  para  luego  volver  sobre  otros  autores  lacanianos.  De  estos  últimos,  el  que  entonces  más  me  interesó  fue J.C. Maleval quién describe al autismo como “determinado a la vez por una carencia  específica:  la  de  la  posición  de  enunciador  y  por  una  defensa  específica: la del doble.
Me  interesaron  especialmente  sus  reflexiones  sobre  el  encuentro  estructural  con  un  doble  en  el  autismo,  porque  trabajando  con  estos  niños,  yo  también había notado, que al ubicarme en la posición de doble, a veces se abría una vía de entrada. Así había sucedido con M, el niño de los colores,  un niño
autista  de  alto  funcionamiento,  que  llegó  a  la  consulta  con  4  años  recién  cumplidos, y que había empezado a hablar alrededor de los 3 años y medio.  En  el  primer  encuentro  entra  sin  mirarme  y  toma  los  marcadores.  Nombrando  el  color  (verde,  verde  claro,  verde  oscuro,  rojo,  fucsia,  naranja,  celeste etc.) raya con cada uno la hoja. Imitándolo y tomando los lápices, a mi turno  digo:  verde,  ¿qué  puedo  hacer  con  verde?  un  árbol  y  dibujo  un  árbol; amarillo: un sol y dibujo un sol; rojo: una  manzana y así sucesivamente.  De  reojo  comenzará  a  mirar  lo  que  hago.  Después  de  varias  sesiones  con  el  mismo  esquema,  es  él,  el  que  con  amarillo  dibujará  un  sol  y  una  luna  con  violeta.  ¿Violeta?,  entonces  dibujo  una  luna  ­digo  yo­,  construyendo  con  este  juego de espejos una vía de comunicación que nos llevará  meses más tarde, a  dibujarnos el uno al otro y a encontrarnos acunando cada cual a un color, como  si fuesen  bebés, cantando el arroró, comenzando a jugar.
Pero también  me atrajo  de Maleval  que en su recorrido, (el trabajo se titula:  “De  la  psicosis  precocísima  al  espectro  del  autismo”)  aparte  de  los autores  psicoanalíticos,  tuviese  en  cuenta  a  los  que  hacía  tiempo  también  estaban  pensando  en  estos  niños  pero  desde  otras  perspectivas.  Como  por  ejemplo: las explicaciones y descripciones que desde la psicología cognitiva los  diversos autores dan al trastorno; los testimonios de autistas adultos  como el de Temple Grandin  , Donna Williams  o Biger Sellin  ; o las impresiones de un neurólogo, como las que Oliver Sacks  trasmite en su libro “Un antropólogo en Marte”  .

Así motivada, continué el recorrido por la psicología cognitiva, interesada  en  conocer  cómo  desde  esta  teoría,  se  explicaban  las  particularidades  del  pensamiento  y  la  conducta  autista.  Encontré  en  varios  trabajos  descripciones  muy  apropiadas,  algunas  de  ellas  no  tan  distintas  a  las  que  desde  el  psicoanálisis  diferentes autores habían arribado.  Para  nombrar  sólo  algunos:  Uta  Frith  por  ejemplo,  puntualiza  la  disfunción  en lo que denomina  “fallas en la coherencia central” y en la  función  cognitiva que se conoce como “teoría de la mente”, disfunciones que serían las  responsables  de,  “la  percepción  de  un  mundo  incoherente  de  experiencias fragmentadas”,  frase  con  la  que  la  autora  describe  al  pensamiento  autista.
Sostiene que los niños considerados dentro del espectro autista carecerían de  lo que se conoce como “teoría de la mente”. Es decir la capacidad que tenemos  las  personas  de  atribuir  un  estado  mental  al  otro.  Esta  descripción  me  hizo  acordar a un niñito de 6 años, que ya hace bastante que está en tratamiento. Durante  meses  organiza  un  juego  de  la  familia:  hay  padres,  hermanos,  abuelos  y  amigos.  En  una  sesión  un  día,  los  niños  se  van  a  dormir.  A  la  mañana  siguiente  se  despiertan  y  resulta  que  habían  soñado,  pero  curiosamente…  ¡todos  habían  soñado  lo  mismo!  Como  si  naturalmente  este  niño pudiese concebir una mente única, indiferenciada, transparente.
  Angel  Rivière,  en  su  trabajo    “Lenguaje  y  Autismo”  ,  describe  cómo  en los niños con autismo está alterada la propiedad generativa del lenguaje. Al no  tener una gramática interna que les permita producir oraciones con las palabras  que  van  almacenando,  aprenden  a  hablar  ecolálicamente,  es  decir,  memorizando  oraciones  enteras  como  si  fuesen  palabras.  Reconocer  esta  manera de aprender en bloque me fue útil para entender mejor a J, que tiene 6  años,  ya lee  y  escribe  y  está  empezando  a sumar.  Hace  varias  semanas  que  pide  jugar  al  “Juego  de  la  Oca”.  Entiende  el  juego  y  sabe  de  memoria, literalmente, qué pasa si se cae en cada casilla dibujada. Si ve cualquier cara del  dado,  reconoce  inmediatamente  qué  número  representa,  pero  ­como  jugamos  con  dos  dados­  cuando  debe  sumar  tiene  que  empezar  a  contar  siempre por el principio, uno a uno cada punto del dado: 1, 2, 3….En el mismo  juego  marca  sin  problemas  el  lugar  de  la  salida,  pero  a  la  llegada  la  llama  “entrada”, como si salida y entrada se  hubiesen aprendido en bloque, como si  la palabra no terminara de adquirir su valor significante.  Por  último,  dentro  de  esta  reducida  selección  de  autores  cognitivos, Karina Solcoff,  en  “Memoria autobiográfica y espectro autista”  trabaja sobre la  peculiaridad  de  algunos  autistas  de  tener  una  memoria  prodigiosa  para  determinados temas y una severa dificultad para recordar y relatar episodios en  los que él mismo se encuentra implicado. Diferencia la memoria episódica de la  memoria  semántica,  identificando  en  el  autismo  un  déficit  específico  en  la  memoria  episódica  personal,  es  decir,  en  la  memoria  autobiográfica.  Cito  un  párrafo  de  esta  autora: “Tener  una  memoria  es  una  condición  necesaria  pero no suficiente para  tener una historia,  que es  aquello que nos constituye como  seres biográficos”.
De  la  psicología  cognitiva  a  la  neurobiología  se  llega  rápido.  Por ejemplo, el trabajo “Espejos Rotos, una teoría del autismo”  propone como explicación  del trastorno  un  déficit,  seguramente  genético, en lo que  se  denomina  sistema  de  las  neuronas  espejo.  Según  estos  autores  este  déficit  explicaría  la  dificultad  que  tienen  estos  niños  para  la  imitación  espontánea  como así también la falta de empatía que los caracteriza. A los psicoanalistas  la  palabra  espejo  nos  trae  automáticas  evocaciones,  pero  este  espejo  es  un  poco  distinto.  Los  neurobiólogos  encontraron  que  no  sólo  se  activan  determinadas neuronas motoras cuando alguien hace un movimiento voluntario  sino  también  cuando  “miramos” al  otro  hacer  ese  movimiento.  “Espejos  en  la  mente”,  se  llamó  el  trabajo  de  los  investigadores  italianos  que  lo descubrieron,  lo  que  nos  permite  imaginar  un  espejo  más  bien  de  este  lado,  previo a aquél que nos captura en la imagen a la que llamamos “yo”.

Así  andaba  en  este  recorrido,  que  del  psicoanálisis  me  llevó  al  cognitivismo,  del  cognitivismo  a  querer  saber  un  poco  de  la  fisiología  del  cerebro  y  hasta  a  la  probable,  aunque  aún  no  encontrada,  etiología  genética  del trastorno, cuando por una pirueta inesperada  me encontré nuevamente en  el punto de partida.  Fueron dos los textos que me hicieron dar esta pirueta. El primero no es  sobre  autismo  sino  sobre  esquizofrenia.  Es  un  trabajo  de  un  grupo  de psiquiatras  finlandeses  que  se  interesaron  en  investigar  la  relación  entre  la genética  y  el  entorno.  Para  esto  realizaron  el  seguimiento  de  niños  hijos  de  madres  esquizofrénicas  que  fueron  dados  en  adopción  y  comprobaron,  al  evaluarlos  21  años  después,    especialmente  en  aquellos  en  los  que  el  riesgo  genético  era  alto,  la  susceptibilidad  a  la  influencia  favorable  o  adversa  del  entorno.  Esto  quiere  decir  que  un  entorno  de  crianza  favorable  puede  hacer  que el genotipo no se manifieste, se inhiba, es decir que la enfermedad no se  desarrolle.  Lewontin,  desde  la  biología,  en  su  trabajo  “Genes,  entorno  y organismos”  corrobora  esta  presunción  .  Como  desde  el  DSM  IV  autismo  es sinónimo  de  Trastorno  Generalizado  del  Desarrollo    tal  vez  valga  la  pena  detenerse  un  instante  en  este  autor  que  cuestiona  el  concepto  de  desarrollo.  Según él la etimología de esta palabra,  revela la teoría que subyace a su estudio ya que “desarrollo” es literalmente desdoblamiento o despliegue.  Así la historia de un organismo sería el desdoblamiento y la revelación de una  estructura  inmanente,  proceso  que  tendría  lugar  exclusivamente  en  el  interior  de  ese  organismo.  La  función  del  mundo  externo  se  limitaría  a  facilitar  las  condiciones  adecuadas  para  que  el  proceso  interno  pueda  seguir  su  curso  normal. Lewontin sostiene, en cambio, que el desarrollo de un organismo es la  consecuencia  de  una  interacción  única  entre  su  estado  interno  y  el  medio  externo:  “Un  organismo  es  el  resultado  único  de  sus  genes  y  de  los  distintos entornos por los que ha pasado en el curso del tiempo y no hay modo de saber  con  antelación,  a  partir  de  la  secuencia  de ADN,  cómo  será  dicho  organismo  más que a grandes rasgos”. El  otro  trabajo  es  de  Stanley  Greenspan  ,  psiquiatra  norteamericano, quien describe al autismo como un trastorno en la autorregulación neurológica,  que puede manifestarse en tres niveles: dificultades en la reactivación sensorial  (  pueden  ser  hiper,  o  hipo  reactivos  a  los  diferentes  estímulos  sensoriales),  dificultades  en  el  procesamiento  de  la  información  sensorial,  es  decir,  en  la  comprensión de la información que reciben y dificultades para crear respuestas  motoras , es decir en lograr que sus cuerpos se muevan de la manera en que  ellos quieran. Este autor, teniendo en cuenta los numerosos estudios (como los  citados arriba) que han documentado que las experiencias interactivas pueden realmente  cambiar  la  estructura  física  del  cerebro,  propone  como  terapia,­  y esto  fue  lo  asombroso  para  mí  ­  lo  que  él  denomina  floortime  (tiempo  en  el  suelo)  o  juego  circular…..  es  decir….  jugar.  Conociendo  las particularidades  biológicas del cerebro de estos niños, propone jugar a lo que el niño proponga,  provocar  la  interacción,  con  lo  que  él  llama  “obstrucción  gozosa”,  lograr  del  movimiento repetitivo, de la estereotipia un juego. En la interacción..........en la  transferencia digo yo, crear sentido.  Y  es  así  como  me  encontré  de  vuelta  en  el  punto  de  partida:  en  el  consultorio,  jugando  con  estos  niños,  de  una  manera  no  muy  distinta  a  cómo  siempre lo había hecho, pero tal vez con una mirada más amplia, con mayores  recursos y habiendo encontrado algunos fundamentos.

Lo que deja para mí este recorrido  (así como uno dice: lo que este viaje  dejó para mí…..) es darme cuenta de que el enigma que  los autistas soportan  nos permite ver ­ si  tomamos una distancia adecuada­  que avanzando desde  diferentes teorías, usando las herramientas conceptuales y metodológicas que  a cada una de ellas les son propias, se abren caminos diversos pero también  se producen interesantes lugares de encuentro.

San Carlos de Bariloche, Argentina; septiembre de 2007

Para más información: marcelamenasse@yahoo.com.ar

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En 1990 los estudios epidemiológicos decían 4­5 cada 10.000,  con una proporción de 8 niños varones  por cada niña mujer, (dato que refuerza la presunta etiología genética del trastorno). Actualmente, al  ampliarse el espectro se habla de 2­6 cada 1000.
2

Menassé Marcela, Autismo y Psicoanálisis, un recorrido posible, 2005, en donde se puede encontrar un  comentario ampliado sobre este niño.
3

Maleval, Jean Claude, “De la psicosis precocísima al espectro del autismo, historia de una mutación en  la aprehensión del síndrome de  Kanner” en Revista Freudiana 39, pp. 97­127, 2004
4

Temple Grandin y Margaret M. Scariano, Atravesando las puertas del autismo,  Buenos Aires, Paidós,  2003
5

Donna Williams, Si on me touche, je n’ existe plus, Paris, Robert Laffont,1992  Birger Sellin, Quiero dejar de ser un dentrodemí, Barcelona,Galaxia Gutenberg, 1994  Sacks Oliver, “Un antropólogo en Marte”, Barcelona Anagrama,1997  Frith Uta , “Autismo, hacia una explicación del enigma”,Alianza editorial Madrid 1991

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9

Rivière Angel, “ Lenguaje y Autismo” en Autismo, enfoques actuales para padres y profesionales de la  salud y la educación  Tomo 2, fundec, 2001
10

Solcoff  Karina, “Memoria Autobiográfica y espectro autista”, en Autismo, enfoques actuales para  padres y profesionales de la salud y la educación  Tomo 2, fundec, 2001
11

Vilayanur S. Ramachandran and Lindsay M. Oberman, “Broken Mirrors, a theory of autism” Scientific  Giacomo Rizzolatti, Leonardo Fogassi and Vittorio Gallese, “Mirrors in the mind” Scientific American,

American, special section: neuroscience, November 2006 pp. 39­45
12

special section: neuroscience, November 2006 pp.30­37

13

Lacan  Jacques, “El estadio del espejo como formador de la función del yo tal como se nos revela en la  experiencia psicoanalítica” , Lectura Estructuralista de Freud ,siglo XXI editores , México, 1971, pp.11
14

Tienari Pekka, Wahlberg Karl­Erik, Wynne Lymanc, “Finnish adoption study of schizophrenia:  implications for family interventions” Families, systems & Health ,22 dec. 2006
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R.C.Lewontin, “Genes, entorno y organismos” en Historias de la ciencia y el olvido  ed. Siruela 1996  Stanley I. Greenspan, Serena Wieder, “El niño con necesidades especiales”, ICDL 2006

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